jueves, 25 de febrero de 2010

EL LIBRO ELECTRÓNICO

“Con tanto mejorar el cine, ¡van a acabar por inventar el teatro!” Jacinto Benavente

Muchos detractores del libro electrónico se deben de sentir reflejados en lo que expresa la frase de Benavente. Nos hemos acostumbrado al libro códice, a su ergonomía, su fácil manejo o a la belleza de un ejemplar bien editado y no es fácil que nos convenzan de las ventajas del libro electrónico por más que se hayan esforzado y se sigan esforzando en mejorar su diseño, la calidad de la tinta electrónica para que no deslumbre, o cualquier característica que lo aproxime al libro códice. Los enemigos de estas tabletas de lectura se preguntan para qué aproximarnos a éste desde las nuevas tecnologías si ya lo tenemos. A las resistencias de los lectores, se han sumado y han sido determinantes las de la industria editorial, que han causado un retraso en la comercialización de los dispositivos de lectura electrónicos, pero unas y otras están desapareciendo y, en los últimos meses, la eclosión se ha producido.

Como soy uno de los conversos, tengo que empezar por reconocer que ya me ha cautivado la nueva herramienta, que me sumo sin reticencias al nuevo patrón cultural y lo recomiendo con pasión. La sensación de llevar en el bolso una biblioteca de miles de volúmenes, o el no tener que ocupar sitio en el equipaje al desplazarnos, nos compensa de la pérdida de verlos perfectamente alineados en las estanterías que pueblan las habitaciones de la casa, aunque en realidad no hay tal pérdida porque no hay por qué deshacerse de los que ya tenemos; se trata sólo de que no seguirá aumentando el espacio que ocupan los queridos amigos sino que las nuevas adquisiciones se comprimirán en una tableta del tamaño de una agenda de bolsillo. Cuando consumir papel se está convirtiendo en un lujo que no nos podemos permitir, los amantes de la lectura tenemos esta alternativa que sin duda va a suponer un gran alivio para los bosques. No es un argumento a desdeñar.

Aclaremos aquí, para los no iniciados, que, al hablar de libro electrónico, me refiero al dispositivo o tableta de lectura, no a una obra, a un libro digital, sino a un soporte para almacenar una biblioteca en la que pueden entrar tanto libros digitales, que han nacido ya en este soporte, como libros códices que han sido digitalizados. Disponemos ya en la red de un gran número de títulos de las bibliotecas que se están digitalizando y cada día aumenta el número de libros disponibles para su comercialización y descarga. Hace años que la tecnología ya estaba disponible y era accesible a unos pocos, pero ha habido que vencer esas fuertes resistencias para que su difusión generalizada fuese posible. También la aplicación al libro electrónico del IVA superreducido del 4% , que ya tenía el libro de papel, ha ayudado a su comercialización.

En el mundo que está emergiendo, por encima de los apegos sentimentales, se irá imponiendo el nuevo artefacto por las ventajas en cuanto a almacenamiento y accesibilidad frente a los inconvenientes del antiguo: la fragilidad, el envejecimiento, el transporte y el daño al medio natural. El periodo de transición será más o menos largo, pero se acabará por generalizar, como se impuso el libro códice frente al libro rollo. No hay que llorar por su desaparición sino pensar que es la obra lo que importa y felicitarnos por el acceso fácil que nos permite a esa biblioteca de Babel o libro de arena, al libro mundo que está en la red, se va engrosando y que fue el sueño de la cultura libresca durante siglos, el sueño de Flaubert, Goethe o Diderot.

No comparto, pues, la frase de Benavente aplicada al libro electrónico y os aseguro que, aunque no dispongamos de un ayudante de escritorio tan paciente como el monje de este vídeo, no es tan difícil dar el salto.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Pues yo estoy de acuerdo en que la tableta de lectura es un gran avance y además es más respetuosa con el medio ambiente, pero también tendrías que tener en cuenta que no es lo mismo leer sobre un libro ahí to bonito con su tapa dura y sus páginas y eso que sobre un trozo de plástico o de lo que esté hecho, que tampoco tengo yo mucha idea de la composición de un libro electrónico. Pero vamos, que lo que quiero decir es que es normal que todavía haya mucha gente que no quiera abrirse a esta nueva ventaja porque de momento, por mucho que hayan puesto ahí to bien el libro electrónico, todavía no es lo mismo que leer sobre el libro códice de toda la vida.

Irene*

Anónimo dijo...

Hola Esperanza,

Aunque me encanta la idea del libro electrónico, aún soy un poco reticente y me cuesta creer que vaya a tener un exitazo muy rápido.

Está muy bien que se puedan almacenar miles de libros, descargarlos de internet en dos minutos, que no ocupen nada de espacio y que se pueda llevar donde uno quiera. Creo que para viajar es muy cómodo, entiéndase viajar como ir al extranjero o ir en autobús al trabajo. O comprar las obras completas de un autor de una sola vez sería muy útil, en vez de estar buscando continuamente el libro que te falta.

Pero (siempre hay un pero), ¿será lo mismo que tener tu libro entre las manos? ¿Cómo se promocionarán los libros? Eso de "el libro más descargado" suena horroroso... ¿Qué autor te firmará su obra, qué dedicatorias te escribirán tus amigos o tu familia cuando te regalen uno? Cuando vayas a una librería, ¿no se parecerá más a una de esas tiendas de videojuegos, donde el libro en cuestión estará en una funda de plástico y cuando lo abras sólo habrá en el centro un triste disco? ¿No se habrá perdido esa imagen de librería atiborrada de libros, donde puedes encontrar de todo? ¿Dónde quedará la experiencia de hojear un libro, y juzgar en unos minutos, o incluso en unos segundos, si el libro merece la pena?

Creo que al que le gustan los libros también le gusta la experiencia que lo rodea, y que por mucho que haya libro digital seguirá habiendo libros en papel.

Trabajé en una librería, y me encantó aquella experiencia (no la empresa, de eso ya hablaremos) de estar rodeado de libros de todo tipo, de curiosear continuamente, de aprender cosas nuevas todos los días, de recomendar el libro mostrándolo físicamente...

Quizá la fórmula de venta podría ser mixta: poder tener la posibilidad de comprarlos por separado o juntos, como una copia de seguridad. Qué tristes se nos van a quedar los muebles sin libros que releer de vez en cuando...

Un saludo,

Juan Manuel

Esperanza Fernández dijo...

Comparto tu sentimiento, Juan Manuel, por la posible pérdida del libro de papel y del mundo que hemos creado en torno a él, que tan bien describes.Forma parte de nuestras vidas, de lo mejor de las vidas de muchos. A pesar de la encendida loa al libro electrónico que hago en esta entrada, sigo encontrándome más a gusto con el libro códice, "to bonito" como dice Irene, en las manos y espero que no dejen de acompañarme.
Pero si hablamos de las perspectivas de futuro, creo que durante un tiempo convivirán, pero a largo plazo el libro de papel y la librería que conocemos quedarán en un reducto- no creo que desaparezcan-tal vez como artículo de lujo por las economías de escala, que harán más difícil la rentabilidad. Pero piensa que las generaciones futuras no habrán tenido nuestra experiencia ni los sentimientos que la acompañan. Pensando en ellas, creo que lo más importante son los contenidos, la obra.