Mostrando entradas con la etiqueta Extremadura. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Extremadura. Mostrar todas las entradas

domingo, 29 de agosto de 2010

EN CASA Y LEJOS


Es hora de dejar la vida muelle y volver a la actividad aunque los recuerdos de las vacaciones se empeñan en permanecer: Londres, Cascais, Lisboa, la bella Sintra, que me recuerda el Rivendel dibujado por Alan Lee, y, para terminar, la visita inevitable a un pueblo de Badajoz, el mío, Llera, que siempre marca el fin de las vacaciones. Allí acudo al encuentro con la familia, la que sigue en Extremadura y la que emigró en los años 60, a Barcelona principalmente.

Este año hemos recordado los primos cómo vivimos aquella experiencia, siendo niños, desde ambos lados: El de los que nos quedamos en un pueblo desierto sin la mayor parte de la familia, sin amigos; y el de los que se encontraron en un lugar desconocido, desarraigados e intentando integrarse y salir adelante. Ha pasado mucho tiempo y sigue aquella sensación de que me habían quitado algo que sentía cuando volvía del internado y cada vez veía más casas cerradas, menos amigos, menos parientes, un pueblo cada vez más silencioso. Fue terrible el momento. Para los mayores tal vez más. Es el mismo desgarro que vivió toda Extremadura en aquellos años, una infamia por la que nunca ha pasado factura ni utilizado pese al obsceno victimismo de muchos representantes políticos de regiones privilegiadas que ha habido que soportar. A mi pueblo, al igual que ocurre en los del resto de la Comunidad, los que emigraron y sus hijos nacidos allí siguen volviendo año tras año. Son pocos los que han retornado definitivamente, algunos no lo han hecho porque han rehecho su vida en otra parte y su sitio es ya Barcelona, Bilbao, Alcoy...aunque vuelven a sus raíces porque sienten que no han dejado de ser extremeños; otros porque, aunque quisieran, no podrían volver porque sigue sin haber condiciones en Extremadura para un retorno masivo. Inciso: Parece ser que seguirá sin haberlas. Como dato sintomático hay que reflejar una de las razones del ministro de Fomento, José Blanco, al justificar la elección de proyectos de obra pública indultados en el último viraje del Gobierno atenuando el recorte: Se indultan los que afectan a más gente. Extremadura es de las pocas comunidades que no se han visto beneficiadas con esta ampliación y eso debe de ser porque hay poca gente. Así razonaba el ministro Solchaga cuando decía que no se debía hacer autovía la N-5 porque por Extremadura no pasaban coches. Afortunadamente perdió la posición de Solchaga y se hizo la autovía, se llenó de coches, se mejoró la comunicación con Portugal y trajo beneficios. Es decir, que el razonamiento correcto para planificar las inversiones en infraestructuras es el inverso al de Solchaga. Fin del inciso.
Regreso a Madrid, a Getafe, que es ahora mi pueblo, y me despido hasta el año próximo de mi familia que vuelve a Cataluña. Aunque no nacieron con barretina, también forman parte de Cataluña ahora como forman parte otros emigrantes llegados de otras partes de España y de otros países. En el mundo cada vez más interrelacionado en que habitamos, las identidades se van diluyendo y lo mejor que podemos hacer es intentar conservar lo bueno de nuestras tradiciones y relacionarnos como ciudadanos. Pienso que el sentimiento nacionalista en la sociedad civil es un mecanismo de defensa al constatar que se diluyen las diferencias. En la política, suele ser otra cosa: La utilización de ese sentimiento por las élites políticas para sus intereses. Cimentar sobre la identidad étnica o cultural un proyecto político no es una conducta racional. Si, además, esa identidad homogénea no existe, porque esa sociedad es heterogénea, estamos ante una falsedad, un ardid ideológico sin sustento real y hay que desenmascarar a quien la utiliza y denunciar el atentado a los derechos individuales que supone el intentar ahormarla de acuerdo al modelo identitario.

Casi sin darme cuenta, sin solución de continuidad, he pasado de hablar de las vacaciones a la política. Y es que ya está bien de vacaciones.
Fotografía: Angel Manuel Acedo García. Llera.

jueves, 12 de noviembre de 2009

LA SECA DE LA ENCINA

Un mal se extiende por las dehesas de Extremadura, Andalucía, Castilla-La Mancha y Castilla-León. También afecta a la Sierra de Madrid. Se trata de una enfermedad de los árboles del género Quercus(encinas, alcornoques y robles)y se atribuye principalmente a un hongo, el phytophtora cinnamomi, aunque también hay implicados otros tipos de hongos, bacterias e insectos. El hongo invade las raíces más finas de los árboles, reduciendo la capacidad del árbol para absorber agua y provoca la muerte del mismo, de forma lenta o por muerte súbita. La edad de los árboles, en su mayoría muy viejos, y el clima, cada vez más caluroso, son factores relacionados con esta plaga que amenaza con dejar herido de muerte el ecosistema de la dehesa.

Aunque el fenómeno está descrito desde hace más de un siglo, es durante la década de los ochenta cuando empieza a tener importancia y se empiezan a hacer los primeros estudios. Éstos no han dado lugar hasta el momento a la adopción de medidas prácticas para solucionar o reducir el problema. Por fin la noticia empieza a ocupar algún espacio en los medios de comunicación, si bien no el que debiera en razón de su importancia porque los datos empiezan a ser muy alarmantes. Existen distintas cifras y probablemente ninguna exacta. Se estima que en 2008 afectaba a 246.000 hectáreas de los 2,5 millones de hectáreas de dehesa de la zona suroeste de España, y se habla de más de 500 focos en Extremadura y Andalucía, aunque, según otras fuentes, ya en 2002 había más de 440 focos sólo en Extremadura. Lo cierto es que este verano, con un periodo de sequía muy prolongado y altas temperaturas, ha aumentado mucho la superficie afectada.

Los propietarios de tierras, las poblaciones afectadas para las que la dehesa es la base de su economía, y los amantes de la naturaleza están preocupados, pero hoy he tenido la certeza de que no lo están, no en el mismo grado, los políticos que pueden impulsar medidas para detener esta plaga porque tienen poder, recursos y obligación de hacerlo. Al poner en la barra de google "Junta de Extremadura seca de la encina" se obtiene un resultado de decenas de páginas donde el Consejero de Agricultura y Desarrollo Rural declara que no hay que ser alarmistas, que el problema no es para tanto porque Extremadura tiene más de un millón de hectáreas de dehesa de encinas y alcornoques y "la seca sólo afecta a unos miles de ejemplares". Gran aportación la de este hombre, el consejero valium. El resto son noticias y reportajes de prensa, comentarios en blogs y algún archivo de estudios de principios de los 90, en los que aparece mencionada la Junta, declaraciones sobre propósitos, etc. Haciendo la prueba con la Junta de Andalucía, los resultados son igualmente desalentadores. Intentaba con este sondeo encontrar señales de que se están poniendo en práctica medidas concretas a partir de los estudios que se han realizado, ante la posibilidad de que la información directa de que dispongo no fuera lo suficientemente completa como para concluir que no se está llevando a cabo ningún plan. Lo visto en la red confirma que no se ha empezado a hacer nada práctico y no por falta de información. Se puede y se debe seguir investigando pero esto no es obstáculo para empezar a aplicar lo que ya conocemos, y esto no se está haciendo.

¿Qué es lo que no se está haciendo? No se asesora a los productores sobre la enfermedad y, si éstos preguntan, se les dice que no hay solución o se les aplica el tratamiento "valium":tranquilícense, no hay que alarmarse; no se les explica que la sobreexplotación es una de las causas que están detrás del problema para que adecuen el número de cabezas de ganado al tamaño de las fincas, pues en algunas zonas es excesivo y parecen ser las más afectadas; no se les dan instrucciones precisas sobre la forma de podar, aunque se sabe que las podas incontroladas han hecho más vulnerables los árboles, ni se advierte sobre la necesidad de desinfectar los instrumentos de poda; no se obliga ni se recomienda el acotamiento de zonas a salvo del paso del ganado y, sobre todo, no hay una política decidida de repoblación y protección de brotes nuevos a pesar de que una de las conclusiones más claras de las investigaciones es que los árboles jóvenes son más resistentes y que el envejecimiento de la dehesa es, junto al incremento de las temperaturas, la principal causa de fondo que favorece la proliferación del hongo y de los demás microorganismos responsables.

Es sabido que en la Junta de Extremadura gran parte de las energías han estado volcadas en los últimos años en el proyecto de la refinería de Tierra de Barros, un proyecto no sostenible, lesivo en grado sumo para la agricultura de la zona, en el que se han empecinado pese a sus efectos sobre el paisaje y la agricultura y, sobre todo, pese a las evidencias que apuntan a que se va a invertir en una industria condenada a la obsolescencia en pocas décadas pues el declive de la producción de petróleo no tiene vuelta atrás. Traigo esto a colación porque me parece sintomático de las prioridades de los políticos extremeños. También falta acción eficaz respecto a la seca en las demás comunidades afectadas y en el Ministerio de Medio Ambiente, Medio Rural y Marino, pero lo que hace más serio el problema en Extremadura es la importancia en relación al conjunto de su economía que allí tienen las actividades productivas ligadas a la dehesa: un tercio del terreno productivo está ocupado por colonias de árboles "quercus", de encinas o alcornoques, y la dehesa constituye un factor imprescindible de fijación de población rural en sus núcleos, salvaguarda de la emigración masiva.

La dehesa es un ecosistema semi-natural, es el resultado de la acción del hombre sobre el bosque natural originario, que ha permitido que convivan en él una diversidad de actividades económicas: la silvicultura, la ganadería, la agricultura, la apicultura, la caza, el turismo. Es el resultado de años de esfuerzo y su pérdida sería un desastre de graves consecuencias. Aunque sólo sea por el principio de precaución, es necesario alarmarse y actuar.


jueves, 30 de julio de 2009

EL FERROCARRIL RUTA DE LA PLATA

Acabo de pasar unos días en la zona norte de Cáceres y, en Hervás, he visitado la antigua estación de ferrocarril . Allí han instalado, en el edificio de pasajeros de la estación, un centro de interpretación del ferrocarril; un lugar para el recuerdo y la añoranza destinado a los amantes del tren, que somos legión.

Pero, lejos de alegrarme, la visita me ha hecho recordar la infamia de la clausura por parte de Renfe en 1985 de la línea Ruta de la Plata, que cubría el trayecto Sevilla-Gijón, constituyendo la principal vía de comunicación, la única, del oeste del país. La razón que se dio para su supresión fue la falta de rentabilidad. Lo cierto es que en ese momento el Gobierno, como todos los gobiernos miopes, apostaban por el coche y las carreteras y, en un fatídico Consejo de Ministros de 1984, decidieron la muerte del ferrocarril. Faltaban aún muchos años para que el problema de las emisiones de CO2 fuera tan acuciante que llevase a replantearse esa apuesta, aunque ya se sabía que era el medio menos contaminante. Tratar la política de infraestructuras del Estado con el rasero de los cálculos de rentabilidad de un comerciante es de juzgado de guardia, pero incluso en estos términos el dictamen era más que dudoso. En los años durante los que utilicé los TER de la Ruta de la Plata en el trayecto Sevilla-Llerena siempre viajé con el tren lleno y así lo atestiguan muchos de sus usuarios. Lo que requería la línea eran inversiones para la modernización de los trenes y la mejora de las vías, pero su utilidad y rentabilidad a largo plazo estaban garantizadas.

Existe una asociación llamada "Colectivo Tren Vía de la Plata" que, con tesón, lucha por la reapertura de la línea. En la última cumbre hispano-lusa lograron entregar tras no pocos esfuerzos una carta a Zapatero y José Sócrates solicitando la reapertura de la misma por los beneficios que reportaría a ambos países. La respuesta del Presidente, supeditando la reapertura al estudio de viabilidad, estudio que nadie sabe que se haya encargado tras años de hablar de él, hace temer que el proyecto pasará al baúl de las promesas olvidadas. Esta tiene su inicio en el Plan del Oeste, documento que presentó Jesús Caldera, en el marco del programa de gobierno 2004-2008, en el que se leía que "se considera básica la unión del Oeste de la Península por un nuevo corredor vertical de ferrocarril convencional Ruta de la Plata que una las redes Norte-Noroeste, Galicia y Asturias, con el resto del Oeste, así como con el Sur, Extremadura y Andalucía".
En el "Plan para potenciar el transporte de mercancías por ferrocarril" del Ministerio de Fomento no se contempla esta línea, lo que hace suponer que, en la práctica, se ha abandonado la idea de llevar a cabo el plan. No es una cuestión de nostalgia, sino de rentabilidad social, económica y medioambiental. No queremos seguir viendo las estaciones de esa línea abandonadas o convertidas en centros de interpretación o merenderos, condenando al olvido lo que podría aún seguir vivo.