jueves, 12 de noviembre de 2009

LA SECA DE LA ENCINA

Un mal se extiende por las dehesas de Extremadura, Andalucía, Castilla-La Mancha y Castilla-León. También afecta a la Sierra de Madrid. Se trata de una enfermedad de los árboles del género Quercus(encinas, alcornoques y robles)y se atribuye principalmente a un hongo, el phytophtora cinnamomi, aunque también hay implicados otros tipos de hongos, bacterias e insectos. El hongo invade las raíces más finas de los árboles, reduciendo la capacidad del árbol para absorber agua y provoca la muerte del mismo, de forma lenta o por muerte súbita. La edad de los árboles, en su mayoría muy viejos, y el clima, cada vez más caluroso, son factores relacionados con esta plaga que amenaza con dejar herido de muerte el ecosistema de la dehesa.

Aunque el fenómeno está descrito desde hace más de un siglo, es durante la década de los ochenta cuando empieza a tener importancia y se empiezan a hacer los primeros estudios. Éstos no han dado lugar hasta el momento a la adopción de medidas prácticas para solucionar o reducir el problema. Por fin la noticia empieza a ocupar algún espacio en los medios de comunicación, si bien no el que debiera en razón de su importancia porque los datos empiezan a ser muy alarmantes. Existen distintas cifras y probablemente ninguna exacta. Se estima que en 2008 afectaba a 246.000 hectáreas de los 2,5 millones de hectáreas de dehesa de la zona suroeste de España, y se habla de más de 500 focos en Extremadura y Andalucía, aunque, según otras fuentes, ya en 2002 había más de 440 focos sólo en Extremadura. Lo cierto es que este verano, con un periodo de sequía muy prolongado y altas temperaturas, ha aumentado mucho la superficie afectada.

Los propietarios de tierras, las poblaciones afectadas para las que la dehesa es la base de su economía, y los amantes de la naturaleza están preocupados, pero hoy he tenido la certeza de que no lo están, no en el mismo grado, los políticos que pueden impulsar medidas para detener esta plaga porque tienen poder, recursos y obligación de hacerlo. Al poner en la barra de google "Junta de Extremadura seca de la encina" se obtiene un resultado de decenas de páginas donde el Consejero de Agricultura y Desarrollo Rural declara que no hay que ser alarmistas, que el problema no es para tanto porque Extremadura tiene más de un millón de hectáreas de dehesa de encinas y alcornoques y "la seca sólo afecta a unos miles de ejemplares". Gran aportación la de este hombre, el consejero valium. El resto son noticias y reportajes de prensa, comentarios en blogs y algún archivo de estudios de principios de los 90, en los que aparece mencionada la Junta, declaraciones sobre propósitos, etc. Haciendo la prueba con la Junta de Andalucía, los resultados son igualmente desalentadores. Intentaba con este sondeo encontrar señales de que se están poniendo en práctica medidas concretas a partir de los estudios que se han realizado, ante la posibilidad de que la información directa de que dispongo no fuera lo suficientemente completa como para concluir que no se está llevando a cabo ningún plan. Lo visto en la red confirma que no se ha empezado a hacer nada práctico y no por falta de información. Se puede y se debe seguir investigando pero esto no es obstáculo para empezar a aplicar lo que ya conocemos, y esto no se está haciendo.

¿Qué es lo que no se está haciendo? No se asesora a los productores sobre la enfermedad y, si éstos preguntan, se les dice que no hay solución o se les aplica el tratamiento "valium":tranquilícense, no hay que alarmarse; no se les explica que la sobreexplotación es una de las causas que están detrás del problema para que adecuen el número de cabezas de ganado al tamaño de las fincas, pues en algunas zonas es excesivo y parecen ser las más afectadas; no se les dan instrucciones precisas sobre la forma de podar, aunque se sabe que las podas incontroladas han hecho más vulnerables los árboles, ni se advierte sobre la necesidad de desinfectar los instrumentos de poda; no se obliga ni se recomienda el acotamiento de zonas a salvo del paso del ganado y, sobre todo, no hay una política decidida de repoblación y protección de brotes nuevos a pesar de que una de las conclusiones más claras de las investigaciones es que los árboles jóvenes son más resistentes y que el envejecimiento de la dehesa es, junto al incremento de las temperaturas, la principal causa de fondo que favorece la proliferación del hongo y de los demás microorganismos responsables.

Es sabido que en la Junta de Extremadura gran parte de las energías han estado volcadas en los últimos años en el proyecto de la refinería de Tierra de Barros, un proyecto no sostenible, lesivo en grado sumo para la agricultura de la zona, en el que se han empecinado pese a sus efectos sobre el paisaje y la agricultura y, sobre todo, pese a las evidencias que apuntan a que se va a invertir en una industria condenada a la obsolescencia en pocas décadas pues el declive de la producción de petróleo no tiene vuelta atrás. Traigo esto a colación porque me parece sintomático de las prioridades de los políticos extremeños. También falta acción eficaz respecto a la seca en las demás comunidades afectadas y en el Ministerio de Medio Ambiente, Medio Rural y Marino, pero lo que hace más serio el problema en Extremadura es la importancia en relación al conjunto de su economía que allí tienen las actividades productivas ligadas a la dehesa: un tercio del terreno productivo está ocupado por colonias de árboles "quercus", de encinas o alcornoques, y la dehesa constituye un factor imprescindible de fijación de población rural en sus núcleos, salvaguarda de la emigración masiva.

La dehesa es un ecosistema semi-natural, es el resultado de la acción del hombre sobre el bosque natural originario, que ha permitido que convivan en él una diversidad de actividades económicas: la silvicultura, la ganadería, la agricultura, la apicultura, la caza, el turismo. Es el resultado de años de esfuerzo y su pérdida sería un desastre de graves consecuencias. Aunque sólo sea por el principio de precaución, es necesario alarmarse y actuar.


1 comentario:

BARBALTA dijo...

No le pidas peras al olmo , o a la encina , en este caso , los politicos no son capaces de mirar mas alla de las elecciones , decirles a los ganaderos todas esas cosas es molestarles y no queremos que nadie se enfande que vienen las elecciones , el problema , que en este pais siempre ahi elecciones , no estaria mal una limitacion de mandatos para encontrar a alguien que en casos como este pueda mirar al futuro y no como siempre esperar sentado en su despacho el desastre