viernes, 26 de marzo de 2010

LOS CAMINOS DE LA VIDA

Leyendo anoche el libro Out of Africa (Lejos de África), de la escritora danesa Isak Dinesen(pseudónimo de Karen Blixen), en el que está basada la película Memorias de África, de Sydney Pollack, encontré esta bella historia, que transcribo aquí traducida, sobre los caminos de nuestra vida, sobre la trayectoria que vamos trazando a lo largo de ella y de la que, al final, tal vez vemos, o ven los demás, el dibujo resultante. Un dibujo que, tal vez, nos reconforte de las adversidades padecidas a lo largo del camino si no hemos perdido la fe y hemos persistido en cumplir nuestros objetivos, aún desconociendo el sentido de las pruebas que tenemos que pasar. Espero que os guste y os haga pensar. (Los números corresponden al dibujo de abajo)

“Cuando era una niña, me mostraron un dibujo-una especie de dibujo móvil porque se iba creando ante tus ojos al tiempo que el artista iba contando la historia del dibujo. La historia se contaba cada vez con las mismas palabras.

En una casita redonda con una ventana redonda y con un jardincito triangular delante, vivía un hombre. (1)

No lejos de la casa, había un estanque con muchos peces (2). Una noche, el hombre se despertó a causa de un terrible ruido y salió a la oscuridad para descubrir la causa. Tomó el camino del estanque. Aquí el narrador del cuento comenzaba a dibujar, como si se tratara de un mapa con los movimientos de un ejército, un plan de los caminos que tomaba el hombre .

Primero corrió hacia el Sur. Aquí tropezó con una gran piedra en mitad del camino y, un poco más lejos, cayó en una zanja, se levantó, cayó en una zanja, se levantó, cayó en una tercera zanja y salió de ella. (3)

Entonces vio que se había equivocado y regresó corriendo hacia el Norte. Pero aquí, de nuevo, le parecía que el ruido venía del Sur y, otra vez, regresó allí corriendo. Primero tropezó con una gran piedra en mitad del camino, un poco después se cayó en una zanja, se levantó, se cayó en otra zanja, se levantó, se cayó en una tercera zanja y salió de ella. (4)

Entonces oyó claramente que el ruido procedía del extremo del estanque. Se precipitó hacia ese lugar y vio que se había producido un gran escape en el embalse y el agua salía fuera con todos los peces. Se puso a trabajar y bloqueó el agujero y no volvió a la cama hasta que terminó de hacer esto. (5)

Cuando, a la mañana siguiente, el hombre miró a través de su ventanita redonda-aquí el cuento se terminaba tan teatralmente como fuera posible-¿qué es lo que vio?

¡Una cigüeña! (6)

Me alegro de que me contaran esta historia y la recordaré en los momentos de adversidad. Al hombre de la historia se le engañó cruelmente y se le pusieron obstáculos en su camino. Debe haber pensado: ¡Qué vicisitudes! ¡Qué racha de mala suerte! Debe haberse preguntado cuál era el sentido de todas sus contrariedades: él no podía saber que era una cigüeña. Pero a través de todas ellas, mantuvo su objetivo; nada lo hizo volverse atrás e irse a casa; terminó su carrera; mantuvo su fe. Ese hombre tuvo su recompensa. Por la mañana vio la cigüeña. Debió de reírse a carcajadas entonces.

El lugar estrecho, el pozo oscuro en el que me encuentro, ¿de qué pájaro es la garra? Cuando el dibujo de mi vida esté completo, ¿veré yo o verán otros una cigüeña?”

Pienso que, al final del camino de su vida, Karen Blixen logró ver una hermosa cigüeña; al menos, otros la descubrimos según leemos este libro y los otros buenos libros que nos dejó.




3 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola Esperanza,

Desconocía el cuento. Si te gusta el tema de África y quieres pasar un rato muy divertido, te recomiendo fervientemente "El antropólogo inocente" de Nigel Barley. A veces la vida es más surrealista que la ficción, y te aseguro que te vas a reír con la historia real de este pobre antropólogo en su primer trabajo de campo para estudiar a la tribu de los dowayos.
Un saludo,

Juan Manuel

getafehoy dijo...

magnífica crítica. ¿Te apetece compartirla en www.getafehoy.es ?

Esperanza Fernández Acedo dijo...

Juan Manuel, me han hablado bien del libro de Nigel Barley, "El antropólogo inocente", y tengo pendiente leerlo. Me interesa porque estudié la especialidad de Antropología Social y creo que el libro relata en clave de humor las cuitas de un profesional de la Antropología enfrentado a su primer trabajo de campo. A veces, un viajero no profesional que consiga integrarse en una comunidad y empatizar con ellos es un observador más sagaz y fiable que un profesional con las herramientas librescas que nos enseñan en la facultad. Aunque la empatía es una de esas herramientas para el antropólogo, hay personas más aptas que otras. A mí me ha gustado mucho el libro de Karen Blixen,una persona con sensibilidad que sabe transmitir lo que ve.