lunes, 19 de julio de 2010

EL DEBATE NO LO GANARON NI ZAPATERO NI RAJOY

He regresado de la primera etapa de mis vacaciones en la que he comprobado una vez más lo acertado de la frase de Samuel Johnson: “Cuando un hombre está cansado de Londres, está cansado de la vida, pues Londres tiene todo lo que la vida puede brindar”.
Antes de reanudarlas, repaso las noticias apresuradamente y me encuentro, entre otras cosas, con los comentarios sobre el resultado del “Debate sobre el estado de la Nación” y las consabidas encuestas sobre si ha ganado Zapatero o Rajoy. Al cansancio por la insistencia de los medios en reforzar el bipartidismo ignorando al número creciente de ciudadanos hastiado del mismo, se une esta vez un punto más de indignación por el afán en ocultar el dato significativo de que la intervención que más acuerdo suscitó fue la de Rosa Díez, la diputada de UPyD. Así se desprende del análisis de la encuesta del CIS que, en su página 14, refleja las respuestas a la pregunta sobre el grado de acuerdo con las distintas intervenciones. Tomo el párrafo que sigue del documento que hoy encuentro en la página de UPyD ( www.upyd.es) , basado en esa encuesta.

“EL DEBATE LO GANA ROSA DÍEZ, SEGUIDA DE LLAMAZARES, Y LO PIERDEN ZAPATERO Y RAJOY.
La tabla de acuerdo con las intervenciones de los líderes del E2482 del CIS (página 14), indica que las intervenciones más acertadas correspondieron a Rosa Díez. El 34,4% de los que siguieron su intervención, expresaron su acuerdo con los argumentos que utilizó, lo que da 5 un total de 5 millones de electores, a los que ha llegado positivamente la propuesta de UPyD.
El índice de rechazo (IR = respuestas positivas menos negativas), sitúa a Rosa Díez como la líder mejor aceptada por aquellos que siguieron las intervenciones”.

No me sorprende. Es una constatación más de que en torno al discurso de Estado de UPyD se puede seguir aglutinando un número creciente de ciudadanos de diversas procedencias ideológicas, pero la ocultación del dato es la prueba de lo difícil que seguirá siendo que se abra camino esta opción hasta lograr una mayoría significativa. Aunque la dificultad será, en todo caso, menor que la que supuso obtener el primero escaño, ese escaño despreciado por el presidente Zapatero en una muestra del talante soberbio que ahora sabemos se esconde tras el afable de que hace gala. Será menor porque fue, en cierto modo, insólito que 306.000 votantes actuaran contracorriente apoyando una opción nueva, considerándola más útil que el supuesto voto útil.

Mirada desde otra óptica, tal vez la salida de tono invita al optimismo, superado el primer momento de malestar por la poca talla política del presidente, porque indica que se pone nervioso ante la verdadera oposición. Pese a la Ley Electoral injusta, que ni PSOE ni PP han querido cambiar en el sentido de que el sistema electoral resulte verdaderamente proporcional, dando igual validez al voto de todos los ciudadanos, para que no ocurran cosas como que, con menos votos que UPyD, el PNV tenga seis escaños; pese a la escasez de medios y pese a todas las trabas, hoy las expectativas electorales de UPyD son notablemente más altas y lo serán aún más en 2012.

viernes, 2 de julio de 2010

"ALGUNA INICIATIVA PARA REFORZAR LO QUE ES EL ESFUERZO DE DESARROLLO DEL ESTATUTO"

Con esa falta de fluidez, de destreza verbal, que lo caracteriza, consiguió al fin desatascarse y alumbrar la frase, tan discutible en la forma como en el contenido, que encabeza este escrito y que nos ha dejado perplejos e inquietos. Después de esperar durante cuatro años la sentencia del Tribunal Constitucional sobre el Estatuto de Cataluña, lo menos que podíamos esperar era que el presidente del Gobierno, principal artífice del desaguisado autonómico de estos años, hubiera dado muestras de una mínima lealtad institucional aceptando el fallo sin matices y sacando las conclusiones autocríticas pertinentes. Al menos, lo primero. Lejos de ello, su anuncio de que recibirá a Montilla “para analizar la sentencia y, en su caso, si hubiera que tomar alguna iniciativa para reforzar lo que es el esfuerzo de desarrollo del Estatuto que hemos hecho”, nos indica que vuelve por sus fueros en su tendencia a plantear las reformas constitucionales esquivando la legalidad, recurriendo a subterfugios. Es la misma tendencia que lo llevó a apoyar un Estatuto que contradecía la Constitución. Estaremos atentos para ver qué nos depara esa reunión con Montilla.

Tampoco es de recibo considerar el fallo del Tribunal Constitucional un triunfo de los partidarios del Estatuto cuando anula cuestiones tales como la bilateralidad en las relaciones financieras con el Estado, lo que cuestiona el sesgo confederal que lo inspiraba; el uso preferente del catalán en la Administración Pública o un poder judicial propio. Pese a ser una sentencia blanda, éstas no son cuestiones baladíes.

La primera y obvia conclusión que cabe sacar es que los intereses electorales ciegan de tal manera al presidente que desaprovecha una ocasión más, la que brinda la sentencia, para hacer política con mayúsculas y sacar a colación el problema del Estado autonómico y abordar una imprescindible reforma constitucional para cerrarlo. Otra conclusión más pesimista sería que eso es imposible dado que no se trata de que los intereses electorales cieguen su visión política a largo plazo sino que carece de ella y, por lo tanto, sólo puede conducirse por lo único que lo motiva. Quédense con la que quieran. La segunda conclusión, derivada de la anterior, es que hacen falta líderes políticos con visión de Estado para llevar a cabo esa reforma. Cuanto antes se rompa el bipartidismo imperfecto, en alianza con los nacionalistas, que tiene secuestradas las grandes decisiones en función de los cálculos a corto plazo de los partidos, más posibilidades de abordar la reforma constitucional y de dotarnos de un Estado eficiente garante de la igualdad. Es una de las razones principales, en mi opinión la fundamental, que dieron origen a la creación de UPyD y hoy sigue vigente porque el problema empeora por momentos. Como muestra de ello no hay más que ver la reacción de la Junta de Andalucía que, a través de su portavoz, la consejera de Presidencia, Mar Moreno, nos anuncia que “el Estatuto andaluz se seguirá desarrollando con toda normalidad”, pese a que coincide con el catalán en preceptos anulados. Aunque, formalmente, la declaración de inconstitucionalidad de una norma no afecta a otra similar si no es recurrida a su vez, lo deseable es que la Junta de Andalucía y otros gobiernos autonómicos afectados, como el de la Comunidad Valenciana, hubieran sacado conclusiones de contenido pues el fallo afecta a sus estatutos aprobados. Pero es que la epidemia centrifugadora se extiende y la sensatez se está haciendo esperar.