martes, 27 de octubre de 2009

LA HISTORIA DE HYPATIA DE ALEJANDRÍA NOS HACE PENSAR


"Y es que hemos visto con nuestros ojos y escuchado con nuestros oídos a la auténtica maestra de los misterios de la filosofía"

Sinesio de Cirene. Carta dirigida a su amigo Herculiano



De vez en cuando el cine nos da una alegría en medio de decenas o centenares de títulos perfectamente obviables. La última película de Amenábar, Ágora, nos trae a la memoria o nos lleva a conocer la figura de Hypatia de Alejandría, desconocida para la mayoría, pero que fue una figura relevante en la Alejandría de finales del siglo IV y principios del V. Además de otros méritos, la película tiene la virtud de poner de relieve con gran destreza la oposición conocimiento-religión a través de esta historia cruel donde el afán por el conocimiento pierde ante el fanatismo religioso. Su fidelidad a los hechos históricos conocidos es bastante notable, aunque contiene elementos de ficción, inevitables en una recreación histórica para el cine, y la posición de Sinesio no se ajusta mucho a la realidad, pues este siempre se mantuvo fiel a su admirada maestra, según se refleja en sus cartas.

Persona influyente, maestra y amiga del prefecto de Egipto, Orestes, y de otros personajes importantes de la política y el clero, como Sinesio de Cirene, a los que instruyó en la filosofía neoplatónica, en las matemáticas y la astronomía, a Hypatia la conocemos sobre todo a partir de los escritos de Sócrates Escolástico, quien la describe como "una mujer que logró tales alcances en filosofía y ciencia que sobrepasó en mucho a todos los filósofos de su tiempo. Habiendo sucedido a la escuela de Platón y Plotino, explicaba los principios de la filosofía a sus oyentes, muchos de los cuales venían de lejos para recibir su instrucción". También a través de los textos de su padre, Teón de Alejandría, matemático y astrónomo; de textos de Damasio de Damasco y de las cartas de su discípulo Sinesio de Cirene, en las que puede apreciarse la admiración que despertaba y cómo su escuela era foco de atracción a la que acudían desde muchos lugares del Imperio los deseosos de aprender. La mayoría de sus aportaciones no han sobrevivido el paso del tiempo. Son conocidos sus estudios sobre las figuras cónicas y se supone que llegó a compartir las teorías del helenista Aristarco sobre el heliocentrismo, en contra del sistema ptolemaico aceptado por la Iglesia, que situaba la Tierra en el centro del Universo, estática y con el sol girando alrededor. La idea de Aristarco, y los escritos de Hypatia al respecto, que probablemente consultó Copérnico en Florencia, no volverían a hacerse valer hasta que éste demuestra el error en el sistema de Ptolomeo.

La cruel muerte de Hypatia en marzo del año 415, a manos de cristianos fanáticos influidos por Cirilo(San Cirilo), patriarca de Alejandría, se sitúa en el marco de la lucha de poder entre el prefecto del imperio, Orestes, defensor de la emergente comunidad judía, y Cirilo, apoyado por el nacionalismo egipcio y las masas oprimidas de esclavos y no ciudadanos. La convivencia que había imperado hasta el momento entre las religiones, el paganismo y la filosofía, se rompe, se impone el fanatismo cristiano y, tras el asesinato de Hypatia, Orestes se va de la ciudad que había sido uno de los más importantes focos culturales del Imperio, con su inmensa biblioteca, que conoció varias destrucciones, una de las cuales se cree tuvo lugar en la época que retrata la película. Ella no había querido convertirse al cristianismo, fiel a su interés por el conocimiento, y su actividad científica y su vida tampoco encajaban en el modelo de mujer sumisa e ignorante que al cristianismo convenía.

Asistimos a uno de los episodios que marcan el fin de la sabiduría clásica y los inicios de una época de oscuridad bajo la égida del cristianismo que, convertido en religión oficial del Imperio, impone unos dogmas que entran en contradicción con la observación científica. El italiano Lucio Russo plantea en su libro "La rivoluzione dimenticata" ("La revolución olvidada", no traducido) que el helenismo trajo consigo el inicio del método científico, que alcanzó cimas que no se volverían a recuperar hasta la Edad Moderna. Hypatia era una brillante heredera de los filósofos-científicos helenistas y su fin simboliza el enterramiento durante siglos de una ciencia avanzada en beneficio de la superstición. El declive del mundo antiguo y la oscuridad medieval nos hacen reflexionar sobre un hecho que olvidamos: Las civilizaciones no avanzan linealmente hacia cotas superiores de progreso; también colapsan, desaparecen, por diversas causas y hay más de un ejemplo en la Historia, porque en nuestro ser conviven lo mejor y lo peor; lo que nos hace avanzar y lo que nos hace destruirnos.

La historia de la alejandrina tiene más de una lectura. Para algunos, Hypatia es la primera mártir de la misoginia. No creo que fuera la primera pero sí un símbolo de las dificultades de ser mujer libre. No tenemos que irnos dieciséis siglos hacia atrás para encontrar en el mundo islámico hoy día mujeres a las que está prohibido incluso el acceso a la educación. El fanatismo religioso, con su carga misógina, no es cosa del pasado y, por razones que habría que tratar, aunque no aquí, la mujer es víctima predilecta de su sinrazón.




martes, 13 de octubre de 2009

SOBRE LA NUEVA LEY DEL ABORTO

En contra de lo que puede parecer a la vista de la convocatoria de manifestación para el día 17, en España el aborto está despenalizado desde 1985, en los supuestos de violación, malformaciones del feto y peligro grave para la vida o la salud física o psíquica de la madre, regulados en el artículo 417-bis del Código Penal. A tenor de este último, se puede decir que, en la práctica, el aborto no ha tenido limitaciones, pero sí ha dado lugar a una situación de inseguridad jurídica para los médicos responsables de los dictámenes y también a que se practiquen abortos en etapas muy avanzadas del embarazo, pues este supuesto no tiene limitación temporal. El proyecto de ley sobre Salud Sexual y Reproductiva y sobre Interrupción Voluntaria del Embarazo que el Gobierno ha presentado para su debate en las Cortes supone una mejora que resulta imprescindible para evitar la inseguridad jurídica y también los abortos en etapas muy avanzadas de la gestación, al establecer un plazo de 14 semanas de aborto libre por decisión de la mujer, no sujeto a ninguna mediación médica ni jurídica, aunque sí a la información en el centro de salud sobre las ayudas a la maternidad. Entre la semana 14 y la 22, se establece la posibilidad de abortar por malformaciones graves del feto o peligro grave para la vida o la salud de la mujer y, más allá de la 22, solo en caso de malformaciones incompatibles con la vida se podría interrumpir el embarazo.
No veo, pues, motivo sincero para este rasgado de vestiduras por parte de los contrarios a la nueva ley cuando el número de abortos no va a aumentar cuando esté vigente. La posición de la Iglesia Católica es contraria en cualquier caso, incluso cuando la vida de la madre esté en peligro, y también es contraria a los anticonceptivos, luego, en principio, no tiene mucho sentido aprovechar esta reforma para fijar posiciones salvo que consideremos, y hay que concederles eso, que todo el mundo tiene derecho a ser oportunista a la hora de divulgar sus ideas, aprovechando el mejor momento en que tienen más posibilidades de ser escuchadas o que tácticamente les interese. Pero no es de recibo discutir la potestad del Estado de legislar para todos, teniendo en cuenta, además, que ninguna mujer está ni estará obligada a abortar en ningún caso.
Más chuscas resultan las declaraciones de los dirigentes del PP, que merecen comentario aparte. Decir que el gobierno utiliza la ley del aborto para "tapar la crisis económica" no es una genialidad política, la verdad. Según esa lógica, cualquier medida no relacionada directamente con la crisis económica debe posponerse hasta que ésta pase para que no dejemos de ser conscientes de ella en todo momento. Me sorprendería que alguien afectado por la situación económica se olvidara de que se ha quedado en paro, por ejemplo, solo porque se está discutiendo sobre el aborto en el Congreso. Tal vez el PP refleja ahí su miedo a que nos olvidemos de que hay crisis económica porque cifra en ello sus esperanzas de llegar a gobernar. Pero hay otra razón por la que es una majadería contraponer los problemas económicos a la regulación del aborto: La reproducción humana es un asunto económico sin lugar a dudas. Lo es a escala macroeconómica, en la que podemos apreciar la estrecha relación demografía-economía y, como es obvio, lo es a escala microeconómica porque, tras la decisión de abortar, está en un buen número de casos el peso de la situación económica de la mujer y su pareja. Por supuesto que, además del aspecto económico, tiene otros morales, religiosos en algunos casos, médicos...pero tanto en la motivación de muchas de estas decisiones como en sus efectos, no se puede negar la implicación económica. Esperamos mejores argumentos por parte del PP en el momento del debate parlamentario.
Creo que merece la pena centrarse en lograr que el texto de la nueva ley sea el mejor posible y que el debate sea sereno, porque sin duda se puede mejorar el proyecto. En mi opinión, carecería de sentido que la indicación de peligro grave para la salud incluyera la de peligro grave para la salud psíquica de la mujer. Éste sería el principal aspecto a mejorar, permitiéndose entre la semana 14 y la 22 el aborto por malformaciones graves del feto y peligro para la vida o la salud física de la madre que son supuestos objetivables. Si una de las motivaciones de la ley es evitar la inseguridad jurídica, no puede dejarse esta indicación ambigua que en la ley vigente ha dado lugar a que el aborto haya sido libre en la práctica sin limitación. Con un plazo de 14 semanas de aborto libre no se ve la necesidad de introducir estas trampas. Es un plazo más que suficiente para tener un diagnóstico y tomar una decisión. Otro punto a mejorar sería determinar claramente que el plazo de 14 semanas se hiciera según el cómputo médico habitual, y no desde la concepción, pues, si no se precisa, estaríamos ante otra fuente de inseguridad.
No comparto, sin embargo, el rechazo de gran parte de las opiniones publicadas a la posibilidad de que las jóvenes de 16 y 17 años puedan abortar sin permiso paterno. Es claro que la medida tiene como finalidad evitar que, ante un embarazo no deseado, una joven tenga que continuar adelante con él por la oposición de sus padres cuando existen diferencias ideológicas entre ambas partes. O, lo más probable, que recurra a un aborto clandestino. No olvidemos que el tener un hijo es una decisión que determinará la vida de la madre de forma permanente; suya, por tanto, debe ser la responsabilidad y esto se debe salvaguardar en los casos de conflicto. Para conciliar el ejercicio de la patria potestad hasta la mayoría de edad legal con el derecho de la mujer embarazada, la ley mejoraría bastante si incluyese las recomendaciones que a este respecto ha formulado el Consejo de Estado sobre el derecho de los padres de la menor a ser informados salvo en casos excepcionales de desarraigo familiar, violencia doméstica o agresiones y abusos sexuales. Ese informe considera los 16 años como el umbral de la madurez y se remite para fundamentar jurídicamente esta opinión al Código Civil donde se establece que a esa edad se puede instar la emancipación de los menores.
Pienso que lo mejor que los padres pueden hacer para evitar el aborto de sus hijas es preocuparse de darles, a ellas y a los hijos varones, la mejor formación sexual, que es algo más que la información, para evitar embarazos no deseados, y reclamarla del sistema educativo. No me ahorraré el lugar común de esperar que la educación sexual que demos a los adolescentes sea tan efectiva que no haya lugar a que tengan que pasar por ese trance. Nunca se dirá bastante. Más difícil lo tienen los padres católicos que no admiten otro método anticonceptivo que no sea la castidad, pero esa es otra historia. Tampoco me ahorraré otro lugar común que es el de abogar por los hijos que ya están, vivos y conscientes, a los que hay que dar lo mejor para que pasen por este "valle de lágrimas" en las mejores condiciones posibles, y una de las cosas mejores que podemos darles es, tal vez, el privilegio de haber nacido deseados.

martes, 6 de octubre de 2009

LA CIENCIA EN ESPAÑA NO NECESITA TIJERAS


El recorte de fondos para investigación que contiene el proyecto de Presupuestos Generales del Estado para 2010 es no sólo una mala noticia; es, además, una noticia sorprendente porque el Gobierno había alardeado reiteradamente de considerar la I+D+i como una prioridad de su actuación política. Aunque no es raro ver este abismo entre palabras y hechos del Gobierno, algunos habíamos pensado ingenuamente que había una verdadera convicción en este caso en priorizar la subvención a la investigación científica como motor de desarrollo. Pero lo cierto es que los fondos para investigación caen un 15% sobre los de 2009, que ya habían visto frenar la tendencia al alza producida hasta 2008. Hay que evitar que esto se consume y propiciar que, en el debate parlamentario, se modifique esta partida.
Hoy, 7 de Octubre, somos muchos los blogueros que, siguiendo la propuesta lanzada por "La aldea irreductible", nos unimos a esta iniciativa de dar una razón para que no se recorte el presupuesto en I+D. Todas juntas pretenden aportar un conjunto de argumentos que frenen este desatino.
Mi razón es una muy obvia y compartida: El desarrollo de nuestra economía en los últimos años se ha basado en el ladrillo y, paradójicamente, esto significa que tenía los pies de barro. Por ese motivo, la crisis nos afecta más profundamente y se prevé más duradera o, incluso, que salgamos de ella en su momento de manera débil. Hay, por ello, coincidencia en dar un giro a nuestro modelo de desarrollo y caminar hacia uno basado en la innovación que impulsará la expansión a largo plazo y con sólidos cimientos. Para ese giro, la investigación científica es un elemento esencial. No perdamos otra vez el tren. Hay muchos gastos superfluos de los que recortar todavía para que no sea necesario tocar una herramienta básica de nuestro desarrollo.